Capítulo 6, parte 1- Serie Steve Watson

Una alcaldesa sin escrúpulos

 

A la mañana siguiente ya habíamos llegado a Düsseldorf. Al principio no había nada raro, hasta que aparecieron unos infectados que se aproximaban a nuestro vehículo. Para sorpresa mía, estos cayeron derribados a causa de múltiples disparos.

 

Sabía que yo no les había disparado y eso me alegró por que supe que no estábamos solos. Les dije a mis hijos que bajen del vehículo, pero ni bien bajar, unos brazos me inmovilizaron por detrás y después de unos minutos me soltaron.

 

Rápidamente me dí la vuelta y se trataba de la policía local. Un policía se acercó y me dijo:

-Hola soy Johan Crown. Soy el jefe de la policía-.

-Hola me llamo Steve Watson. Vengo a hablar con la alcaldesa-.

-Antes de todo, les pusimos las manos encima para asegurarnos que no eran infectados-.

-Veo que aquí los mantienen a raya-.

-Ya…, lo que pasa es que después…Bueno, mejor vamos yendo a donde está la alcaldesa-.

 

Les indiqué a mis hijos que me siguieran. El camino fue bastante tranquilo, hasta que pasamos por la plaza principal. Para mi sorpresa había mucha gente alrededor de algo.

 

Cuando pasamos más de cerca vi que la gente gritaba detrás de unas barras que daban lugar a una plataforma. Traté de ver que ocurría, pero al haber tanta gente le pregunté extrañado a Johan Crown:

-¿Johan, a que se debe tanta gente?-.

-Pues…Verás, la alcaldesa nos obliga matar a los infectados…-.

-Bueno, eso no es nada malo-. Dije algo extrañado.

– Lo que pasa es que, una vez muertos suben los cadáveres a la plataforma y les hacen todo tipo de atrocidades, muy parecido a un matadero de animales-.

 

Lo que me había dicho me había dejado muy sorprendido, pero tenía que seguir con la misión. Al cabo de unos diez minutos de caminata, llegamos por fin a la casa de la alcaldesa.

 

La casa de la alcaldesa era de color blanco, muy grande y estaba rodeada de un gigante jardín. Johan toco el timbre y a los pocos minutos, un señor mayor de pelo negro y que estaba vestido con un frac negro nos abrió la puerta. Seguro que era el mayordomo.

 

Tras decirle algunas palabras a Johan, nos hizo una señal para pasar. El vestíbulo de la casa era realmente espectacular. Las paredes eran negras y poseían numerosos monitores, además los muebles que había eran de primera calidad.

 

El mayordomo nos dijo que esperemos y acto seguido nos sirvió unas galletas. En la espera Johan me susurró:

-¿Te acuerdas lo que te dije sobre la plataforma? Todo eso le gusta a  la alcaldesa, así que si le vas a decir como curar a las personas, no lo hagas, por que ella no te lo va a aceptar-. Y de pronto se cayó.

 

La alcaldesa estaba bajando las escaleras hacia nuestro encuentro. Todo el plan se me había venido abajo, no podría saber el paradero del científico. Aun que igualmente lo tenía que intentar, tenía que convencerla.

 

Continuara…

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