No tenía mucho tiempo, los demás saqueadores estaban viniendo a mi encuentro. Con tranquilidad observé mi alrededor y me dí cuenta de que había una puerta detrás mía.
Con cuidado abrí la puerta y me dí cuenta de que estaba en una especie de almacén de cajas. A lo lejos me pareció ver a una persona, así que fui reptando por el suelo cubriéndome con las cajas.
Cuando llegué al otro lado me dí cuenta de que la persona estaba de espaldas. Con cuidado saqué la navaja de mi bolsillo y se la clavé en el cuello, matándolo en el acto.
Rápidamente aparté el cadáver, y me dí cuenta de que había una puerta. Al abrirla, observé que conducía a un pasillo bastante estrecho. Tomé aire y empecé a cruzarlo, hasta que me tropecé con una puerta.
Por fin tuve la sensación de que ya se acababa el vagón. Con todo el cuidado del mundo, abrí la puerta y me dí cuenta de que ya estaba fuera. Observé un poco alrededor y vi una escalera.
Pese a que me dolían los brazos, subí rápidamente la escalera. Ya estaba arriba del vagón. Para mi sorpresa, un hombre se me abalanzó encima, aplastándome los brazos.
Este me chilló:
-¡Ya te tengo!-.
Traté de zafarme de mi enemigo, pero me detuve al ver que había otro hombre apuntándome con una pistola.
Este último me dijo:
-No te muevas o disparo-.
El hombre que tenía encima mío se levantó poco a poco, dejándome al descubierto para que me disparen.
Con todas mis fuerzas me levanté de un salto y empujé al saqueador contra su compinche. Rápidamente salté del tren, haciéndome añicos las piernas. Había perdido a los saqueadores, pero creo que el daño en las piernas no lo compensaba. Lentamente salí de las vías del tren y me senté en el suelo.
Dolorido observé donde estaba y me dí cuenta de que ya estaba en París.
Pero esta no era la ciudad del amor como dice aquel, si no se podría decir que era la de la muerte. El cielo estaba oscuro, el aire olía a sangre y se escuchaba a lo lejos gritos de personas por sobrevivir, en fin otra historia.
A lo lejos vi a un infectado, pero para mi sorpresa un grupo de estos se abalanzo sobre este, devorándolo salvajemente. Si para tener la cura, tengo que sobrevivir a esto, espero que merezca la pena.
Aexei 