Infiltrado
El disparo que me había producido la cura, me seguía doliendo mucho. Con cuidado, me puse unas vendas y un poco de alcohol en la herida. Ya estaba listo para seguir con la misión.
Me dirigí hacia una escalera que había cerca de mí, y la empecé a subir poco a poco. A los pocos minutos, me dí un cabezazo con lo que parecía que era una trampilla.
Delicadamente, abrí un poco la trampilla y me dí cuenta de que estaba debajo de una habitación llena de provisiones. Tenía que estar en la mansión, solo ellos podrían tener tantos suministros.
Poco a poco, empecé a salir del túnel y en un minuto, ya estaba contemplando la estancia. De pronto, noté un ruido que provenía de la puerta; ¡eran ellos! Sin pensarlo, me escondí detrás de una estantería para ver que pasaba
Para mi suerte, solo había entrado un hombre.; lo tenía que matar sí o sí. Saqué la navaja del bolsillo, y con toda la cautela del mundo se la clavé en la nuca, matándolo en el acto.
Por el momento estaba salvado, pero era cierto que no me podía quedar todo el tiempo en una misma habitación. Lo único que tenía claro era que no podía salir por la puerta principal, si lo haría me descubrirían en el acto.
¡A, ja!, el conducto de ventilación. Por lo que podía observar, era bastante ancho. Con cuidado empecé a subir por las estanterías, hasta que noté que alguien me llamaba al celular (móvil):
-¿Hola?-.
-Steve, soy el científico. ¿Ya has entrado a la mansión?-.
-Si, ya estoy dentro-.
-Bueno Steve me había olvidado decirte que tu celular tiene una función, que me permite saber si hay personas alrededor tuya-.
-Pero…si ya las veo-.
-No te hagas el gracioso, digo que puede saber si hay gente; antes de que tú las veas-.
-¿Y me voy a encontrar a alguien?-.
-Dentro de poco encontrarás un grupo de personas. Suerte-.
Como era habitual en el científico, sus llamadas se cortaban sin previo aviso.
Sin perder ni un minuto más, seguí subiendo la estantería hasta lograr entrar en el conducto de ventilación. Al rato, empecé a oír voces. Cuando pasé por una pequeña rejilla, asomé la cara y pude observar un grupo de personas sentadas alrededor de una gran mesa.
Empecé a observar a las personas que estaban sentadas y, tras fijarme en cada una de ellas, una estaba jugueteando con un frasco; ¡debía de ser el virus!
Continuará…