Como el pasado domingo, hoy me vengo a quejar. Este post se los dedicó a esos hijos de su madre, perdón; quería decir, a los vecinos.
En primer lugar, no quiero decir de que todos los vecinos sean malos. Pero hay unos tipos de vecinos, que por causas bastantes misteriosas; no los soporto.
En todo edificio, no falta el chismoso de turno. Esa típica persona que se pasa todo el día en el balcón, más o menos como el papa.
Con el único fin de «controlar» la vida de sus vecinos. Lo peor es cuando uno se dá cuenta de que lo están observando, y es ahí cuando te entran las ganas de preguntarle: ¿¡qué @!#@#@, haces observándome?!
Otro tipo de vecino molesto, son los ruidosos. En este tipo, hago una pequeña división.
En primer lugar está el típico desgraciado que no tiene nada que hacer, y se levanta a las siete de la mañana, un domingo, para mover las sillas de su casa o, para ponerse a hacer obras.
Esa gente, es para dispararle con una escopeta en la cabeza. Pero ojo, que peor son los fiesteros. Estos, salvajes, por llamarlos de alguna manera; se ponen a cantar y a bailar a la una de la mañana. Y si uno está cansado y quiere dormir, no es que sea muy agradable.
Mi último tipo de vecino molesto, son los que abusan de pedir favores. Esta bien, que te pueda pedir un día azúcar o vete tu a saber, qué. Pero es que hay algunos, que piensan que de vecino, tienen al dueño de un almacén.
Posiblemente me deje algún tipo de vecino molesto, pero creo que he destacado los principales. No olviden seguirme en Twitter, para estar al tanto de las subidas al blog. ¡Compartir y darle a «me gusta»!