Ya íbamos más de dos horas de viaje y empecé a tener la sensación de que Johan se había olvidado del plan. No sé por que, pero por cada minuto que pasaba, menos ganas tenía de llevar a cabo la misión.
Para despejar un poco la mente saqué mi celular de mi bolsillo. No tenía cobertura en ese momento, pero eso no me impedía navegar en Internet y poder revisar mi correo.
Al abrirlo me dí cuenta de que no tenía ninguno nuevo, así que me puse a revisar los mensajes viejos. Por casualidad, abrí uno del colegio de mis hijos. Eso me hizo pensar; darme cuenta de que si fallaba, no volvería a verlos. Pero algo en mi interior me decía que lo iba a conseguir.
De pronto, el movimiento brusco que hizo el hombre que estaba a mi lado; me sacó de mis pensamientos. Se había dado la vuelta y estaba hablando con un hombre que iba totalmente vestido de negro.
Tuve muy mal presentimiento, pero no le dí mayor importancia. Así que, cogí una manta y cuando me iba a tapar, el hombre que tenía al lado se me quedó mirando y me preguntó:
-Caballero, le… ¿importa decirme cómo se llama?-.
-Eee…-. Dudé un momento.
-¿Por casualidad no es usted un tal Steve Watson?-.
La pregunta me sentó como un baldazo de agua fría, pero me contuve y logré mentir:
-No, yo me llamo Paul Gómez-.
-No…¡Mientas!-.
El desconocido sacó con suma velocidad una pistola de su bolsillo y me la puso a la altura de la cien. ¡Mierda! Por lo viso era un aliado del señor Cooper, lo que no sabía era como había averiguado quién era. Hasta que me dí cuenta de que me lo debía haber visto en el correo.
El hombre me empezó a estrangular y sin poder contenerse gritó por todo el avión:
-¡Lo tengo, lo tengo!-.
Sus brazos me estaban haciendo mucho daño, pero para mi sorpresa un ruido de un disparo sonó; y el hombre se soltó de mí.
Nervioso, observé al hombre que tenía al lado y me dí cuenta de que no le habían disparado; sino que estaba atento a alguien que estaba en el pasillo del avión.
Al principio se escuchó la voz de un hombre, hasta que sonó un disparo y el avión se quedó en silencio. Sin previo aviso, una voz fría emergió:
-Señores pasajeros, aquí hay un hombre…Se llama Steve Watson. Si se entrega en este mismo momento no habrá más heridos, de lo contrario mis hombres y yo; iremos matando uno por uno a todos los malditos pasajeros que están ahora. Hasta que me quede a solas con…Steve-.
Esa voz se me hacía muy familiar, hasta que me dí cuenta que era… ¡el señor Cooper!
Como si lo hubiera anticipado, escuché la voz de Johan:
-¡Steve, es el momento de actuar!-.
Con rapidez empujé al suelo del avión al hombre que tenía al lado, le quité la pistola que tenía en las manos y le disparé en la cabeza; matándolo en el acto.
Los pasajeros que estaban detrás de mí, se levantaron y se me abalanzaron encima de mí. Tan fuerte lo hicieron, que acabé tirado en el suelo y me dí un duro golpe en la cabeza.
Desconcertado, me traté de poner en pie; pero uno de los aliados del señor Cooper me dio un puñetazo en la cara, dejándome inconsciente. Poco a poco, empecé a notar algo en la cara, hasta que me logré despertar.
Para mi sorpresa, me dí cuenta de que estaba atado en un asiento. De pronto una voz bastante familiar me susurró al oído:
-No intentes escapar otra vez-.
Sorprendido giré mi cabeza hacia la derecha; y vi que me hallaba cara a cara, ante el señor Cooper. Estaba perdido.
Continuará…