Mucho se dice de que los sueños son eso; sueños. ¿Para que arriesgarse, si basta con seguir un camino? Puede que ese camino no es lo que exactamente quieras, pero…¿ qué más da? Y es que, con este post; quiero que «vuelvas» a esa etapa de niño, en la que frases como «quiero ser astronauta»; no sonaban imposibles.
A medida que uno se hace mayor, nos hacemos más realistas. Si, ya no creemos en cosas muy difíciles, solo nos fiamos de nuestro progreso y de nuestro criterio; además de hacer caso a esta sociedad. ¿Para qué complicarse la vida? Si lo que quiero hacer es muy, pero que muy complicado.
Y es aquí, donde yo quiero hacer una pequeña reflexión. ¿Qué tan difícil ves tu sueño? ¿De verdad quieres seguir viviendo sin cumplirlo? Puede que fracases, pero el haberlo intentado; es una sensación maravillosa. No todos lo logran, pero los afortunados; viven una vida fenomenal.
Haciendo lo que ellos quieren, dónde y cómo quieren. ¿En serio te vas a rendir? Uno de los mayores del ser humano cuando se hace mayor, es su capacidad de ser realista. Entonces, ¿cómo alguien creó un avión? Si era imposible construir algo que vuele o ¿cómo se crearon los barcos? Si son superpesados y no se hunden; impensable en su tiempo.
Una de las cosas que más se nos olvida es soñar, vivimos con el afán del día a día y no nos ponemos a reflexionar sobre ciertas cosas…¿ De verdad te atreves a mirar más allá del horizonte? ¿O, vas a seguir caminando por el mismo camino toda tu vida?