¡Muy buenas a todos! Hoy les traigo una pequeña historia del mundo del fútbol, una que no es tan conocida, que ha pasado bastante desapercibida. Al hablar de clubes punteros en Europa, se nos viene a la mente, equipos españoles, alemanes, franceses, ingleses, italianos… ¿¡Pero ucranianos!? ¿No se lo esperaban, eh?
Hablar de grandes jugadores a nivel de Europa, es lo mismo que hablar de los “galácticos” del Donbass Arena. ¿Y quién juega en ese estadio? El Shakhtar Donetsk. Este club ucraniano, es el responsable de que varios jugadores de gran nivel, militen en las principales ligas del mundo, habiéndoles dado una oportunidad en el fútbol de primer nivel cuando no eran conocidos.
A las pruebas me remito señoría. Si analizamos la plantilla del conjunto ucraniano de la temporada 2010/2011, nos vamos a llevar una sorpresa, ¡contaban con jugadores de un grandioso nivel! Claro, por aquel entonces, desconocidos para el gran público. Aunque ese año se metieron entre los ocho mejores equipos del continente.
Y me lo imagino, se estarán preguntando ¿quién jugó por aquel entonces en este equipo? En esa temporada, contaban con: Fernandihno, Luiz Adriano, Willian, Douglas Costa, Mkhitarian, Alex Teixeira… Casi nada. El único que sigue es Alex Teixeira, y no creo que por mucho más tiempo.
Fernandihno ahora está en el City, Willian en el Chelsea, Mkhitarian en el Borussia Dortmund, Douglas Costa en el Bayern y Luiz Adriano en el Milan. Si saben algo de fútbol, se darán cuenta de que están en equipos “top”. Sí, todos venían de este conjunto ucraniano.
Y actualmente, cuentan con grandísimos jugadores que tienen todas las de ganar para convertirse en “cracks” mundiales. Fred, Alex Teixeira, Taison… A veces, parece que hablar de fútbol sólo es sobre el Madrid, Barcelona, Bayern… Pero también hay equipos pequeños que cuentan con ese “don” de reclutar estrellas a bajo coste, sin necesidad de gastar grandes cifras. ¿Un dato más? Douglas Costa, Willian, Fernandihno y Luiz Adriano han sido incluidos en la lista de la selección de Brasil. ¡Mis respetos, Shakhtar!