Hola! ¿Qué tal amig@s? Hace unos días, anuncié la planificación que tengo en lo que queda de mes, y entre una de esas cosas, se encuentra el gran empujón que le quiero dar a la auto ayuda. Y también, ayudarles a lo que hoy por hoy se le conoce como “inteligencia emocional”. Creo que es muy importante para todos nosotros, y es por eso que a partir de hoy, queda inaugurada la sección: consigue el éxito. Todo el mundo se merece conseguir sus sueños, sus metas, ¿por qué tú no?
Para esta nueva serie de publicaciones, me voy a ayudar de varias citas del fabuloso Dale Carnegie, y le voy a dar un toque personal, un toque “aexei”. El éxito, es como si fuese una bebida, al principio es amarga, para pasar a ser dulce. E independientemente de lo que quieras lograr, hay que tratar con las personas. Es indispensable. ¡No vivimos solos! Y aunque te parezca una obviedad, todos lo olvidamos en algún instante.
Y… ¿qué hay que hacer exactamente? Si te pones a pensar, o mejor dicho, si ahora mismo sacas un papel, y te pones a dibujar un punto por cada crítica que has hecho últimamente, posiblemente el papel quedaría abarrotado de puntos del todo. Y no, no creas que eres distinto al resto de personas.
También puedes probar hacer el experimento al revés, y dibujar un punto por cada halago. Quizá no llegues a ocupar ni la mitad del papel. Y ahora piensa, ¿ te sientes mejor criticando o halagando? ¿Te sientan mejor las críticas, o los aplausos? Un primer paso para el éxito: deja de criticar y deja de criticarte. A continuación, te dejo una instructiva cita:
«He pasado los mejores años de la vida dando a los demás placeres ligeros, ayudándoles a pasar
buenos ratos, y todo lo que recibo son insultos, la existencia de un hombre perseguido.»
Quien así habla es Al Capone. Si él, que ha sido uno de los enemigos públicos de Chicago, no se criticaba, ¿quién eres tú para criticarte?
Por lo tanto, me voy a apoyar de esta sabia reflexión:
La crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva, y por lo común hace que trate de
justificarse. La crítica es peligrosa porque lastima el orgullo, tan precioso de la persona, hiere su
sentido de la importancia y despierta su resentimiento
Pasemos ahora con otro ejemplo, en este caso, muy fácil de entender. Pongámonos en la situación de un profesor de matemáticas. Entre sus alumnos, hay uno que no es capaz de entender lo que explica porque tiene dificultades a la hora de calcular. El profesor se da cuenta de esto, y tiene dos formas de reaccionar:
a) Llamarle la atención, y criticarle sobre su dificultad de aprendizaje. ¿Qué sucede? Se destroza la moral del estudiante, y la relación se deteriora.
b) Incentivar al estudiante a estudiar, y premiarle por cada progreso que haga. ¿Hay diferencia, cierto?
Si se realiza lo que se propone en la opción “b”, posiblemente las cosas cambien positivamente.
¿Una conclusión mas? Si pretende hacer cambiar a alguien, procure hacerlo mediante halagos, ponderándole lo que hace bien. No hace falta convertir a todas las personas en tus ídolos, pero no hace daño reconocer las virtudes ajenas.
Para terminar este primer post, me gustaría acabar con dos citas muy interesantes:
¿Conoce usted a alguien a quien desearía modificar, y regular, y mejorar? ¡Bien! Espléndido. Yo
estoy en su favor. Pero, ¿por qué no empezar por usted mismo? Desde un punto de vista
puramente egoísta, eso es mucho más provechoso que tratar de mejorar a los demás. Sí, y mucho
menos peligroso.
En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad.
Si les ha gustado este post, ¡y espero que sí! Háganmelo saber con un “like”. Como siempre, y muy importante, ¡anímense a comentar! Ha escrito aexei y les deseo un feliz día 😉 ¡Un saludo!