¿¡Qué tal lectores!? Espero que estén muy bien 😉 Sé que he estado desaparecido por estos lares, y es que, me he encontrado realmente ocupado. Para los que leyeron la novela completa, o para los que no saben lo que van a leer, me gustaría decirles que es una adaptación de «El fallo de lo normal» (creada por el autor de este blog). ¡Espero que la disfruten!
El fallo de lo normal
Prólogo
Toda esta larga travesía, este largo viaje; empezó como si de un día normal se tratase. Aún… recuerdo aquel momento, como si se tratase de de ayer. Todo comenzó con un día soleado de Noviembre, más concretamente, el día 23 del mencionado mes. Y no de cualquier manera, sino con el cumpleaños de mi padre.
Levaba tiempo ahorrando para su regalo: una flamante moto. De alguna forma, mi trabajo como repartidor de pizza había dados sus frutos. Celebramos el cumpleaños, tal como mi progenitor lo deseaba- un rato en casa todos juntos, y una cena en un restaurante italiano-.
Para hacerle una buena sorpresa, aparqué la moto cerca del restaurante, y se la enseñé antes de que entrásemos a comer. Como había supuesto, mi padre no se esperó ni de lejos el regalo; y empezó a llorar cuando le dije que el vehículo era para él.
Hasta aquí, todo muy normal; pero a partir de ese momento… mi vida cambió. Tras una gran cena, tuve la necesidad de ir al baño. ¿Quién lo diría, que un acto tan corriente, iba a desembocar en algo tan fuera de lo común?
Una vez ya en el servicio, me dirigí y me mojé un poco la cara. Cuando quise secarme, me dí cuenta de que no había ningún rollo de papel cercano a mí; así que busqué en las letrinas. Cuando entré en la primera, cerré la puerta y me puse a buscar si había alguno; hasta que lo encontré.
Todo esto hubiese sido de lo mas normal, si no hubiese notado una presencia extraña tras de mí. Giré lo mas rápido que pude, y vi un hombre vestido de negro. Acto seguido, el baño se transformó en una sala totalmente roja. Dudé de lo que estaba viendo, y tras unos segundos.. me desmayé.
Justo aquí, no tengo recuerdos, obviamente; pero lo siguiente me viene a la cabeza… es la charla que tuve después con mi padre:
–¿John, seguro que no te ha pasado nada en especial, y no me lo has contado? Porque me resulta muy raro que te hayas desmayado de esa forma…tan repentina como me cuentas…– .
-No… ¿a qué te refieres?-.
En ese momento, atribuí lo que vi a mi subconsciente. Sin embargo, unas palabras de mi padre me dejaron de piedra:
– ¿Tuvieron algo que ver… unos hombres vestidos de negro, que entraron detrás de ti al baño?-.
Me quedé de piedra, yo no los vi. Y tras lo que sucedió después de eso, puedo decir… que el juego había comenzado.
Sucesos encadenados
Las cosas fueron ocurriendo poco a poco; cuanto más pasaban los días, mas cosas fuera de lo normal empezaban a ocurrir. Que si un día veía un destello de luz, que si otro me sentía perseguido por la calle, hasta que llegó el detonante.
Tras un día ajetreado en la universidad, me dirigí a la sala de ordenadores. Recuerdo que iba muy relajado, hasta que pasó un señor. Sí, iba de negro. Es en este preciso instante, cuando la curiosidad no pudo conmigo. Me dirigí a los ordenadores lo más rápido que pude, y busqué: “hombres de negros”. En vez de ejecutarse una búsqueda, un archivo se descargó al instante. Era un word.
Guardé el archivo en un USB, y llegué a casa lo más rápido que pude. Encendí mi portátil, abrí el Word, y procedí a leer el archivo. Lo que contenía, me dejó helado:
“No seas tonto, pásate a ver por un momento la realidad. Ya nos hemos visto varias veces, anda; no seas tan tonto… Y si te preguntabas de todo lo que te ha ocurrido en estos días; te lo respondo muy fácil. Nosotros controlamos lo que has visto, no es casualidad. Estás dentro de un gran sistema chico, y sabemos que tu ya lo intuyes desde que has sido muy joven. La pregunta, ¿como encontrarnos? Simple.
Tienes que dirigirte a una zona en la que haya edificios muy altos; como el hotel que está próximo a tu casa. No te preocupes, cuando tú vayas estarás completamente sólo, no va a haber nadie que te impida llegar a tu objetivo. Una vez dentro, tienes que coger el ascensor y marcar la siguiente secuencia: 3-5-8-1-2-6-1 Cuando lo hagas, pasarás a la realidad. Espero que nos veamos pronto”.
Y es así, exactamente así, como ocurrieron las cosas. No sé si has oído el refrán “la curiosidad mató al gato”; pues bien, yo era el gato.
Al día siguiente…me encontraba en el hotel. Y por si te lo estabas preguntando; no, no había nadie. Me dirigí al ascensor, pulsé la secuencia y empecé a rezar. Por un momento, no pasó nada, y me sentí aliviado. Para mi desgracia, las cosas no fueron así…y un ruido me devolvió a la realidad. La puerta se abrió de par en par, y por arte de magia…me encontraba en una sala roja. ¿La recuerdas? Sí, era aquella que vi cuando estaba en los baños del restaurante.
Era un despacho. Había una silla, y estaba de espaldas a mí. De repente, se giró, y pude contemplar al señor que vi en los baños. Tal fue mi sorpresa, que chillé. El señor, esperó pacientemente que terminase de gritar, y empezamos una conversación que jamás voy a olvidar:
Veo que me hiciste caso. Debo admitir que no tenía certeza de que vinieras, pero me has sorprendido. Bueno…¿qué puedo decir de un tipo, que siempre se ha cuestionado la realidad; la autenticidad de su entorno? En vez de conformarte como el resto de personas, tú has averiguado más y más… no te has conformado con ampararte con las teorías de la creación del universo. Bueno, creo que me tienes que preguntar algo…-.
- ¿Qué es esto, y como funciona?-.
- Veo que no me he equivocado, eres bastante inteligente respecto a la mayoría. Bueno, creo que es el momento de explicarte todo. Ven, siéntate en esta butaca-.
Recuerdo con claridad ese momento, el corazón me latía a mil por hora; estaba a unos segundos de descubrir “todo”. Obedientemente, me senté a su lado; y contemplé la enorme ventana que tenía justo delante; mientras él, me empezó a hablar:
- Nosotros dominamos todo, querido amigo. Toda tu “realidad”, no es más que una simulación que planteamos nosotros. Los eventos deportivos, las películas; todo eso es…una distracción. ¡No queremos que se enteren de que forman parte del juego!-.
- Pero..¿ como es que no notamos nada?-.
- Simple, ustedes funcionan como un programa digital; no tienen la menor idea de que están programados. Además, muchos no aceptarían esa situación-.
- Sigo sin entender, ¿¡como es que pasa todo esto por alto?!-.
- Tranquilo. La respuesta es bastante fácil. La realidad que tu conoces, se genera al momento de que el espectador la está viendo. De tal forma, que mientras no la ves; todo se detiene. Por eso es bastante fácil, mantener en “pie” todo esto-.
- Bueno, muy bien; entonces…¿ me puedes explicar que es todo esto?-. Dije, mientras señalé las numerosas construcciones que se veían por la ventana-.
- Si es así tu deseo, pues adelante. Descúbrelo por ti mismo. Pero te doy un consejo….no vayas contando de que vienes del otro lado. De lo contrario…-.
- ¿Me mandarían de nuevo a “cautiverio”?-.
- No…, me parece que te eliminarían; como un programa digital.-.
- ¿¡Estás de broma no?!-.
- Creo que no…-.
A partir de aquí, hay varias lagunas en mi memoria. Lo siguiente que recuerdo, fue la sensación de sorpresa que tuve al pasear por las calles de la “auténtica realidad”. Seres desconocidos para mi, vehículos increíbles y letreros luminosos, formaban una atmósfera totalmente espectacular.
Sin embargo, el gran problema para “nosotros”, era la nula aceptación que tenemos en la realidad. Y muestra de ella, fue un suceso del que fui testigo.
Un hombre vestido con una chaqueta negra, sacó de su bolsillo una especie de control de televisión, al apuntarlo y pulsar en él; la persona que estaba a su lado, se empezó a quedar estática, para terminar siendo rota en pedazos, como si de una vasija de cerámica se tratase.
La gente que pasaba no se inmutaba lo más mínimo, sólo vinieron una especie de basureros y, en una pala de metal pusieron los restos de la víctima. Hasta ese momento no supe que había pasado, hasta que unos jóvenes se acercaron al lugar, y empezaron a hablar:
-¿ Qué ha pasado, se ha colado algún “programado”?-. Dijo en tono despectivo. Los “programados2, éramos nosotros.
Y por si te lo estabas preguntando, trataron lo mismo conmigo. Pero, a diferencia del pobre sujeto, fui salvado por un motorista. Bueno, eso creía. Lejos de lo que yo pensaba, fui secuestrado por un ser que se hacía llamar Black Cat. Me tuvo recluido juntos a otros seres, prometiéndonos dar la libertad absoluta, la posibilidad.. de ser reales; a cambio de que le hiciéramos un gran favor.
Hago un pequeño parón aquí, para ponerles las palabras textuales:
-Bueno “programados”, creo que ha llegado el momento de presentarme. De que sepan que hacen aquí y qué está pasando realmente. Primeramente, me pueden llamar “Black Cat”; así nos entenderemos mejor. Y lo más importante… todos los que están aquí, han entrada al otro “lado del espejo” por sus conocimientos,por sus pensamientos de que había algo más allá; de que todo estaba perfectamente orquestado, como para ser una mera casualidad. ¿Pues bien, cuál es el motivo de que les hayamos contactado? Simple y fácil. Antes que empezamos nosotros a coger gente “programada”; alguien del otro lado consiguió hacer lo mismo, pero a la inversa… Cómo se pueden suponer las cosas salieron bastante mal para el “programado”; teniendo una consecuencia terrible. El que manda en su realidad, es alguien de aquí; pudiendo así colar hibridaciones y seres con distinto origen al nuestro, a su realidad; la de los “programados”. Y es aquí donde entran en juego ustedes, su misión será causar todo el daño posible en esta realidad; así se vera obligado a desplazarse. Ya que nosotros le tenemos un “especial cariño”-.
Horas mas tardes, me encontraba con todos los “programados”-como yo-, repasando el plan que nos había dicho “Black Cat”. Era sencillo: teníamos que ir al centro de la ciudad y activar una máquina. De tal modo, que viniese el enemigo de Black Cat a la realidad, y este le consiga matar. La máquina, nos volvería reales.
Realmente, puede parecer algo que no tiene mucha importancia; quizás solo para nosotros, pero lo que nos dijo un ayudante de Black Cat al respecto… nos dejó boquiabiertos:
–Cuando ustedes activen la máquina, toda la gente pasará a ser real. Igual, en este instante, no se han dado cuenta de la importancia que tiene esto; pero si se ponen a pensar sería terrible para él. Si la gente “programada” pasase a ser real, podrían ver “todo esto”. Se darían cuenta de quién es él realmente, y lo peor… verían a las hibridaciones como son; auténticos monstruos. Algo, que igual los “programados” comunes no están capacitados para ver. Creo que ha sido una explicación bastante concreta la que acabo de dar-.
El trayecto al centro de la ciudad, estuvo lleno de obstáculos, de situaciones… que sigo recordando todos los días. Sin embargo, hubo una en concreto, que estará presente toda mi vida: el trayecto por las alcantarillas.
Recuerdo el olor de aquellas cloacas, era algo que nunca había olido en mi vida. Era como una mezcla entre el olor de la carnicería, y… el de los baños públicos. Algo realmente insoportable. Tanto, que casi vomité.
Una vez abajo, le dije a Lilly -la compañera que se me había asignado para la misión- como me llamaba y un poco de información acerca de mí. La alcantarilla estaba totalmente iluminada, por lo que pudimos ver como era exactamente. Nosotros, nos encontrábamos en una especie de “acera” de baldosas de color marfil. Lo curioso era la iluminación, de un tono verde esmeralda.
Pasaban los minutos, y seguíamos andando sin detenernos. Pero algo nos detuvo, una gota de sangre calló enfrente nuestra. Levantamos nuestras cabezas, y los vimos… Había dos híbridos justo encima de nosotros. Se encontraban en una especie de plataforma que conectaba un piso superior de la alcantarillas. Los había soltado el gobierno, nos habían detectado.
Uno tenía cabeza de lagarto, cuerpo de humano, pero musculoso; y garras de felino. El otro era algo indescriptible, pero se asemejaría a un mono grande y esbelto. Con colmillos afilados. Sus ojos se quedaron mirándonos. El reptil empezó a emitir un sonido, hasta que… saltaron justo detrás de nosotros.
El miedo que sentí fue único, los híbridos se abalanzaron sobre Lilly… y la hicieron pedazos en pocos segundos. Desesperado, empecé a correr hasta el final. Por suerte, logré salir de las alcantarillas, y llegué a mi destino: un edificio de color plateado, con un diseño futurista. Ahí, estaba nuestro objetivo.
Antes de entrar, nos dieron un aviso que nos dejó en silencio: había híbridos del gobierno vigilando el lugar. Por si lo que había sufrido con ellos no me hubiese bastado; me las iba a tener que ver con ellos por una segunda vez. Me temblaban las piernas, y puedo asegurar sin duda alguna, que fue el momento en el que he estado más nervioso en toda mi vida.
Entramos por grupos; cada uno se dirigía a un lugar distinto. A mí, se me había asignado la tarea más complicada de todas: encender la máquina. La presión me pudo, y en el momento de estar lo bastante cerca a mi objetivo…me desmayé.
Ahora mismo no me acuerdo que pasó en ese tramo, sólo se… que al despertarme me encontraba en una jaula. Sí, me hallaba en una jaula de metal; en lo que parecía ser un juzgado. Mis manos me sudaban, quería morirme ahí mismo. Pude levantar la cabeza, y vi lo que tenía delante de mí. Era un señor de negro, con el sombrero negro.
Cuando se dio cuenta de que le prestaba atención, me dijo:
-Aquí tenemos a un “programado”, por lo visto se intentaba colar junto a otros, en las seguridades de este complejo recinto. Pero creo… que es inocente. Me parece que no sabía lo que estaba haciendo. Han sido víctimas de un engaño. Por la información que hemos recaudado gracias a su compañero, se les ha encomendado usar la máquina. Sí señores, la máquina más importante que está en este recinto. La máquina… que convertiría a todos los programados en híbridos. Cambiarles a su gusto. Han sido víctimas del peor criminal de la realidad: Black Cat-.
Las piernas me temblaban, no me podía creer lo que me había sucedido. No lo pude aguantar más, caí desplomado en la jaula. Me había vuelto a desmayar.
Cuando recobré la conciencia, me hallaba otra vez en la sala roja. El hombre con el sombrero negro, me estaba mirando. Cuando se aseguró que me había despertado, me dijo un pequeño discruso:
–Chico, ya has visto lo que te ha pasado. Es lo que tiene cruzar a esta realidad, no es que seamos malos, sólo que este lugar no les pertenece. Esta bien querer saber, no te culpo, pero eso muchas veces te va a traer consecuencias que pueden a llegar a ser injustas… es así. De hecho, supongo que te diste cuenta de que la realidad en la que estabas… no era auténtica, ¿verdad? No eres al único al que le ha pasado. Y supongo que pensabas que cambiar de realidad te iba a llevar a solucionar todas tus preguntas que tantos días habías pensado; desgraciadamente los “programados” aún no están preparados para saber la verdad. Dudo que la mayoría sean capaces de asumir la existencia de los híbridos, incluso de realidades que están ahí. Necesitan evolucionar, y cuando llegue eso… te prometo que sabrán la verdad-.
Me quedé en silencio, no era capaz de asimilar todo lo que acababa de escuchar; mi viaje había sido en vano. Incluso me había arriesgado a morir, peor incluso… a desmaterializarme por completo. Tragué saliva, y le pregunté:
-Sé que me han salvado de “Black Cat”, no tenía ni idea de quién era, pero sólo me quedaba confiar en él. ¿Cómo puedo regresar a mi realidad?-.
El hombre me hizo un gesto de aprobación, me sonrió, y me dijo:
-Veo que me has entendido; para regresar sólo tienes que cruzar la habitación, ahí encontrarás un ascensor que te va a devolver por donde viniste. Así de simple-.
Recuerdo que me levanté de la silla, y atravesé la habitación dirigiéndome al ascensor. Tuve una sensación bastante extraña, era una mezcla entre tranquilidad y frustración. Apreté un botón amarillo, y las puertas del elevador se abrieron de par en par. Entré, el hombre de la sala me hizo un gesto de despedida; cuando menos me lo esperé todo se volvió negro.
No tengo ni la más mínima idea del tiempo que pasé en el ascensor, pero cuando abrí los ojos, me encontraba por dónde había venido. Me hallaba en la entrada del edificio que usé de “trampolín” entre las dos realidades.
Y ya casi he terminado de escribir este relato, espero que alguien lo pueda leer. Ahora mismo me arrepiento de todo lo que hice, en el día estoy bien, pero para mi desgracia los recuerdos me aterran todas las noches. Los híbridos me “siguen persiguiendo”, el olor de alcantarilla me vuelve por momentos. Sé que no soy el mismo. Grito, pataleo, e incluso tengo alguna que otra convulsión nocturna; por suerte me ayudan. Justo ahora acaba de entrar él, noto el pinchazo de la aguja en mi brazo derecho, me empiezo a sedar, dentro de poco todo se volverá negro; cómo aquellos sucesos que viví en la otra realidad.
FIN