Capítulo 2, Steve Watson- Versión extendida

La huida

El momento había llegado, eran ya las doce. Paul y Susan salieron los primeros de la casa ,y luego yo. Observé que había contenedores tirados, supongo que debido a la gente desesperada en busca de comida. Tranquilo, les mandé a mis hijos subir al coche, sabía que iba a ser un viaje muy peligroso.

El lugar donde vivíamos estaba aparentemente tranquilo, hasta que de pronto, tres personas nos pararon. Los tres sujetos iban encapuchados, y eso no me dio buena espina. Mis sospechas fueron confirmadas, cuando los tres sacaron rápidamente unas pistolas, y nos apuntaron.  Uno de ellos nos gritó:

-¡Denos todas sus provisiones!-.

-Agárrense-. Les dije a mis hijos.
Pisé lo más rápido que pude el acelerador, y en cuestión de minutos estábamos en la carretera central. Nos habíamos llevado un buen susto.

Había cientos y cientos de coches delante de nosotros. Todos los conductores teníamos la misma intención: sobrevivir. Al poco tiempo, un grupo de personas enmascaradas se acercaron al auto situado delante nuestra, y con ayuda de una motosierra hicieron añicos las puerta. Bajaron a los pasajeros con violencia, y se llevaron todas sus provisiones.

A la desesperada ,cogí el volante y pisando el acelerador al máximo, salimos despedidos colina abajo. Por suerte, nos estrellamos con un árbol y eso evitó que nos fuéramos hacia el lago.

Observé a mis hijos lo más rápido que pude, y les hice una seña para que se pongan la mochila y que salgan del vehículo. Ninguno de los tres estaba herido. ¡Menos mal!

Una vez fuera, ideé una barca con ramas y botellas; y nos dispusimos a cruzar el lago. Nunca olvidaré lo útiles que me fueron aquellos tutoriales que me pasó mi amigo Carlos por Facebook.

Mientras cruzábamos el lago, se oían gritos en la carretera. Cada uno era más perturbador que el anterior. Juré escuchar gritar a varios niños. No me quise imaginar lo que sucedía allá arriba.

Una vez en la otra orilla, monté una tienda. Susan y Paul no me ayudaron, se estaban tratando de secar. Además, los dos chicos estaban algo asustados. Todo esto sucedía al mismo tiempo, que pensaba que esto solo había comenzado.

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