Capítulo 7 (I), Steve Watson – Versión extendida

Zombies

Sabía que no tenía que fallar, gran parte de las personas dependían de mí. Mis hijos, Johan y en resumen, gran parte de la población. No le podía fallar al científico, esto era algo muy importante. Si tenía la cura, eso iba a significar una magnífica noticia.

Me di ánimos para seguir con mi deber y, al cabo de un rato localicé un vehículo abandonado. Para mi fortuna estaba abierto, parecía que el universo estuviera de mi parte. Eso pensé.

Con un poco de paciencia, logré poner el automóvil en marcha. Arranqué lo más rápido posible,y encendí el GPS. Mi siguiente destino era Paris. Tuve que olvidarme de seguir con mi particular ruta por Alemania, ahora… mi objetivo era totalmente distinto. Pasé de querer salvar a mi familia, a tener la opción de salvar a todo el mundo.

Mi GPS me indicó que tenía unas cuantas horas para llegar a Paris, así que decidí hacer una parada en Lille, una ciudad ubicada al norte de Francia. Al cabo de unas horas de trayecto, llegué a mi destino. Tenía esperanzas de que iba a ser un destino tranquilo,  pero el panorama no me llevó al optimismo: había incendios y  gente corriendo de un lado a otro de las calles.

Intenté cruzar la ciudad conduciendo, pero al ver las continuas caídas de edificios y que algunas calles estaban bloqueadas por vehículos abandonados, me tuve que arriesgar a atravesarla a pie.

Me di ánimos a mi mismo, porque no sabía exactamente la razón por la cual las personas huían. Me aseguré de tener la pistola en el bolsillo, y empecé con mi particular caminata. Tenía que cruzar Lille, y tratar de hacerme con un vehículo para dar con el científico.

El plan lo tenía claro: tenía que pasar inadvertido. Pensé que con tanto caos me iba a ser posible,pero en absoluto no lo era.

Cuando entré un poco más en la calle principal, un hombre con trozos de piel colgándole  salió de una esquina, y se dirigió hacia mí. Lo único que pensé en ese momento fue: ¿¡Zombies!? No había visto a un infectado en esas condiciones hasta ese momento. Sin dudarlo, le disparé. Se cayó al suelo en el acto, pero se levantó a los pocos segundos para gran sorpresa mía.

¡No se moría! Empecé a correr. En ese momento, ya no me importaba cruzar la ciudad. Solo quería seguir vivo. Cada poco tiempo me encontraba con infectados, pero por suerte eran bastante torpes a la hora de caminar.

Tan rápido estaba corriendo, que dejé de fijarme en mi entorno. En un abrir y cerrar de ojos… ¡estaba rodeado de bastantes infectados! La situación era desesperante, pero algo extraño ocurrió. Una furgoneta atropelló a varios infectados, y frenó en seco delante de mí.

De esta, salió un hombre de pelo rubio, con aspecto de no haberse afeitado hace semanas. Medía casi dos metros. Despacio me acerqué al desconocido. Me observó atentamente, y desconcertado vi como se arremangaba la camisa. Antes de que yo pudiera reaccionar, me soltó un puñetazo, dejándome inconsciente.

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