«A veces te pasan cosas. Pasan sin más. No puedes evitarlo. Pero a veces no es simplemente lo que pasa, sino lo que puedes hacer al respecto. Y yo, en mi vida, he tomado muy malas decisiones, como ya lo sabes por las cintas. Te dije que habían más historias de la fiesta de Jess. Aquí van».
Clay sale con desgana de la fiesta de Jess, está realmente triste.
-¡Clay!-. Grita Jeff que lo acaba de ver.
-Hola chicos-. Responde a Jeff y a sus amigos.
-¿Te vas ya?-. Pregunta Jeff con curiosidad.
-Sí, creo-.
-Pero si estabas con Hannah, y creo que a ellas le gustabas-. Dice Jeff.
-¿Si?-. Pregunta con sorpresa.
-¿No?-.
-No lo sé Jeff, ya no sé nunca… nada-.
-Por eso me tienes a mi, te puedo ayudar. Fuera lo que fuera, tú dale tiempo. Vuelve a la fiesta, y búscala-. Le trata de animar Jeff.
-Me voy a casa-. Clay está decidido en marcharse.
-Quédate un rato conmigo, voy a coger un poco de cerveza. Acompáñame-.
-¿Y vas a conducir?-. Le pregunta señalándole el vaso que tiene en la mano.
-Es Cocacola. He bebido una cerveza hace dos horas, todo está bien-.
-Bien. Me voy paseando a mi casa, y pensando en el desastre que es mi vida-.
-Eres un tipo curioso Clay-.
-Eso me dicen-.
-¿Nos vemos el lunes?-.
-Sí-. Contesta Clay.
Fue la última noche en la que Clay vio a Jeff. Horas más tarde, su amigo murió en un accidente de tráfico.

Clay acaba de escuchar la décima cinta. Tras varios meses, recién sabe el por qué murió Jeff. Pero esta vez, se tiene que asegurar que Hannah está diciendo la verdad. Para ello, debe dirigirse a una tienda por casa de Jess, allí empezó todo.
Al cabo de media hora, él está allí. El vendedor coincide con la descripción que dio Hannah en la cinta, debe ser él.
-Perdona, perdona-. Dice Clay interrumpiéndole un juego en su teléfono.
-¡Un segundo chico!-. Apaga su teléfono, y le observa. -Sin carnet no hay cerveza-.
-No, no quiero una. Necesito saber si trabajaste hace unas semanas. El segundo sábado de septiembre-.
-Trabajo cada sábado-. Le contesta algo confundido.
-Si, mira, necesito… Vino una chica aquí para hacer una llamada de emergencia…-.
-No creo-. Le interrumpe.
-¿No te acuerdas? Te pidió prestado tu teléfono, y te interrumpió el juego-. Le dice Clay.
-¡Ah, si! Con el pelo corto, se le veía muy afectada-.
-Si, ¿recuerdas por qué llamó?-.
-Creo que algo de tráfico, no me acuerdo muy bien…-.
-Bien, gracias-. Clay abandona la tienda satisfecho, Hannah no ha mentido.Aún así, tiene que asegurarse muy bien. Es por eso, que debe hablar con Sheri, la protagonista de la décima cinta.
Al día siguiente, Clay está en el instituto Liberty. Está esperando pacientemente a su compañera. Está sentado en el patio con una capucha. Está expulsado, pero eso no le detiene. Pasan los minutos, hasta que Sheri aparece delante suya.
-Sheri, ¿hablamos un momento?-. Sheri se sorprende al verle.
-¿No estabas expulsado?-.
-Sí, por eso me gustaría hablar en otro sitio-.
-No puedo llegar tarde a primera hora Clay-.
-Tengo unas preguntas-. Dice Clay mirando a Sheri.
-Venga, vamos-. Accede Sheri. Los dos se dirigen sin decir palabra al campo de fútbol. Toman asiento, y siguen con la conversación.
-¿Vas a contarlo? ¿Lo de las cintas? ¿Lo de mi cinta?-. Le pregunta Sheri.
-Hay que hacer algo-.
-Es historia-.
-No para su familia. Creen que murió porque estaba borracho-. Dice triste.
-Que sepamos, la señal de tráfico no fue problema. La que derribé-.
-¿Lo sabes, o quieres creerlo?-.
-Por eso no quería que escuchases mi cinta-.
-Querías guardar tu secreto-. Concluye nuestro protagonista.
-No, porque no quería que me juzgaras por lo que he hecho-. Dice triste.
-Me voy a la comisaría…-.
-¡Clay!-.
-Para ir al programa contra las drogas gracias a tus amigos. Marcus, Zach… Sé que me metieron la droga-.
-Me parece horrible-. Responde Sheri lamentándose.
-¿Ah, si? ¿Por qué no paras todo esto?-.
-Los dos sabemos lo que pasó. Tiré la señal, pero él iba borracho-.
-No iba borracho-.
-¿Lo sabes, o quieres creerlo? Cometí el mayor error de mi vida Clay-.
-Vuelve a clase-. Le contesta inexpresivo Clay.
-¿Nos reunimos después del colegio?-.
-¿Para qué?-.
-Para demostrarte que no soy como el resto de personas que salen en las cintas-. Clay asiente, y Sheri se va. Para sorpresa de Clay, aparece Alex desde las butacas.
-Hola Clay, ¿todo bien?-. Le pregunta.
-Todo bien Alex-.
-Esto es lo peor, ya hay carteles contra conducir borracho-. Dice Alex despectivamente.
-Da igual-.
-¿No estás triste?-.
-Molesto-.
-Puedes estar las dos cosas-.
-No. Siéntate-. Alex se sienta al lado suya. Los dos se quedan en silencio, contemplando el cielo nublado. Clay se queda mirando el horizonte recordando lo horrible que fue la fiesta de Jess, lo molesto que estuvo con Jeff, y la razón por la cual a partir de aquel día, no quiso saber nada de Hannah.
Al cabo de unas horas, Clay está donde Sheri le ha dicho para reunirse. Es una casa que a él particularmente le suena de algo. Se acerca, toca el timbre, y sale Sheri… con los abuelos de Jeff detrás suya. Está realmente confundido. Sheri le hace una señal para pasear por la zona.
-Son como mis abuelos-. Le dice Sheri mientras caminan.
-Pero no saben la verdad-. Dice Clay en voz baja.
-Tienen pesadillas por lo de Jeff-.
-¿Y sus padres? ¿Por qué no les dices la verdad?-.
-Es mi secreto, no el tuyo-. Le espeta Sheri. Clay se queda callado, sabe que tiene parte de razón.
Pasan dos horas, y Clay se encuentra en el salón de la casa de Jeff. Tiene a sus padres delante.
-Clay, por fin te conocemos. Jeff te apreciaba mucho, le ayudabas con las notas-. Dice la madre de Jeff.
-El mérito era suyo… yo solo le ayudaba-.
-¿Y por qué no te conocíamos si eras tan buen amigo?-. Le pregunta el padre.
-Éramos amigos solo del colegio-. Responde Clay.
-Bien, ¿qué te trae por aquí?-. Vuelve a preguntar el padre.
-Yo fui el primero en verlo muerto. Iba a casa, y lo encontré. Pensé en reanimarlo. Algo, no sé. Fui yo, yo llamé a emergencias-.
-¿Estuviste en la fiesta con él?-.
-Lo vi antes de irme. No creo que estuviese borracho como se dice-.
-¿No?-. Pregunta la madre con tristeza.
-No, no fue culpa de Jeff. Habían derribado la señal de tráfico. Los policías pensaron que la había derribado él, pero no fue así-. Los padres se quedan en silencio.
-¿Y por qué parece que te estás disculpando?-. Le pregunta el padre extrañado. La madre está conteniéndose llorar.
-Porque me molesté con su hijo, pensé que me había mentido, que estaba borracho. Pero no fue así-.
Clay empieza a no soportar lo que dice Hannah en sus cintas, y es por eso, que decide perderse en la noche. Se sienta en un columpio situado en el parque de la primera cinta, donde empezó el calvario de su antigua compañera. Desea estar solo, pero escucha unos pasos:
-Pensé que estarías aquí. Creo que me sentaré contigo-. Dice Tony al aparecer de entre las sombras.
-Yo encontré a Jeff, lo vi en su auto, muerto-.
-¡Diablos Clay!-.
-¿Por qué no dijo Hannah a nadie lo de la señal de tráfico?-.
-Tendría miedo-.
-Me molesté con Jeff, con Hannah. No sabía lo que ocurrió-.
-Ahora sí-. Sentencia Tony.
-Y falta lo peor, ¿no?-.
-¿Asustado?-.
-Sí, pero las seguiré escuchando-.
-Bien-.
-No hace falta que te quedes-. Dice Clay.
-Debería-.
-¿Por qué?-. Pregunta confundido.
-Por que es tu cinta Clay-. A Clay se le hace un nudo en la garganta. Se hace un silencio incómodo por unos segundos.
-No puedo-.
-Después de todo, ¿no puedes escucharla?-.
-No. Dios, Tony. Muerte, violación, ¿qué mierda toca ahora?, ¿qué le hice a Hannah que fuese peor que eso?-. Pregunta exaltado.
-¿No sabes lo que pasó?-.
-No. Dímelo-.
-No lo haré, debes escuchar tu cinta-.
-Pues dime esto, y la escucharé. ¿Maté a Hannah Baker?-.
-Todos le fallamos-. Contesta Tony serio.
-No he preguntado eso, ¿maté a Hannah Baker?-.
-Se suicidó. Todos los de la cintas le fallamos, incluso yo-.
-Contéstame a la puta pregunta Tony. Sabiendo lo que sabes, creyendo lo que crees, conociéndome a mi… conociendo a ella, ¿maté a Hannah Baker?-. La voz de Clay se extiende por el oscuro parque en silencio. Alguna que otra hoja cae. Tony se balancea un poco en su columpio, y susurra:
-Sí-.
Sheri

«Quería irme de esa fiesta, pero…¿ a dónde? Estaba muy débil para irme caminando, o para intentarlo. Y apareció un héroe inesperado».
Hannah está sentada al lado del piano de los padres de Jess. Quiere irse con todas sus ganas; por Bryce, y por lo que le acaba de suceder. Esto último, será para la siguiente cinta. Pero no puede, está muy borracha, y ella lo sabe. Repentinamente, aparece Sheri.
-¿Quieres que te lleve a casa?-. Le pregunta Sheri con tono amigable.
-¿Tan obvio es?-.
-No tienes buen aspecto-
– ¿Cuánto has bebido?-. Le pregunta Hannah algo desconfiada.
-Casi nada, vamos. Te puedo llevar-. Le dice Sheri con una sonrisa.
«Me pregunto si hubiese sido mejor que nos quedáramos en la fiesta. Sheri, esta cinta va por ti».
Al cabo de unos minutos, Hannah tiene delante suya el automóvil de Sheri. Se sube con cuidado, y se deja caer en el asiento. Realmente está muy mal. Sheri empieza a conducir.
-Esperaba mucha más acción. Es la primera fiesta del año, y cada vez que Bryce y Zach se juntan…-. Dice Sheri con decepción. A Hannah se le viene a la mente la violación de Bryce. Como, este violó a Jess.
-Sheri….Sheri-. Dice Hannah con la voz entrecortada.
-¿Qué?-. Le pregunta con curiosidad.
-Ha pasado algo esta noche-. Está dudando en decirle lo de Bryce.
-Puedes decírmelo-.
-Me he emborrachado, y mis padres me matarán-. Responde Hannah. No es capaz de hablar sobre lo ocurrido con Jess. Sheri se ríe con su comentario. Sheri coge su teléfono por un momento, y chocan. Un ruido estremecedor asusta a Hannah.
Las dos chicas se bajan del vehículo, y ven que han chocado con una señal de tráfico. Esta, está hecha añicos en el suelo. La señal marcaba la existencia de una curva.
-Deberías llamar a la policía-. Le sugiere Hannah.
-Ni hablar Hannah, sube al auto. Mis padres me matarían si se enteraran de esto-. Le espeta Sheri.
-¡Sheri! Cuando haces algo mal, no puedes ignorarlo-.
-¡Hannah, debes ignorarlo! ¡Sube al auto!-. Le grita Sheri.
-¡No!-. Sheri acelera, y deja sola a Hannah junto a la señal en el suelo. Saca su teléfono para llamar a la policía, pero no tiene batería. Ella sabe que no puede ignorar lo que acaba de suceder, debe actuar.
Con las pocas fuerzas que le quedan, corre en la oscuridad de la noche hacia la tienda más cercana. Debe avisar a las autoridades. Al entrar a la tienda, se dirige al vendedor:
-No tengo batería, debo llamar-.
-Los cargadores están por allá-. Le señala un pasillo.
-No, ha habido un accidente. Debo llamar-. Le dice Hannah.
-Lo siento, no tenemos teléfono público-. Le contesta mientras juega con su teléfono. Hannah lo observa con rabia.
-Dame tu teléfono…¡dámelo!-. Le grita. El vendedor le mira con asombro.
-De acuerdo-. Le entrega su teléfono. Hannah marca el número de la policía rápidamente.
-¿De qué emergencia se trata?-. Le pregunta el policía.
-Quiero reportar un accidente-.
-¿Dónde?-.
-En la esquina entre Tanglewood y Bay Street-.
-Ya han avisado gracias, vamos para allá-. Le contesta.
-¿Les ha llamado una chica?-.
-No puedo darle esa información-.
-Claro, sí. Gracias-. Hannah cuelga la llamada.
A los dos días, Hannah está hecha polvo. Es lunes, y se ha enterado en el colegio que Jeff a muerto justo en el cruce en el que Sheri derribó la señal. Por primera vez, empieza a no poder soportar lo que le sucede. Sheri pasa por su lado.
-¡Sheri!-.
-No quiero hablar-. Le corta.
-El accidente sucedió ahí-. Dice con voz ahogada.
-No quiero hablar de ello-.
-Debimos llamar a la policía-. La culpa le puede a Hannah.
-No podemos saber si eso fue el motivo-. Le responde Sheri.
-Ni que no lo fuera-.
-Hannah…-.
-Jeff…-.
-No se lo digas a nadie, y mejor si no estamos la una cerca de la otra-. Le dice Sheri tajante, y se va a paso rápido.
«Empezaba a querer estar sola, era más de lo que podía soportar. Pasé por la casa de Jeff 3 veces después del accidente. Conseguí el número de su casa y llamé. Quería decirle a la familia lo que ocurrió, pero no pude. Sentía culpa. Mucha rabia con el mundo, y con su manera de funcionar. Pero sobre todo, rabia. Por lo que pasó con Jeff, y con Clay aquella noche. Esa es la horrible decisión número dos, que viene a continuación. Otra historia estúpida en el mundo. Pasó algo terrible, y ya no soportaba que el mundo empeorase».
Razón número 10