Cinta 7, cara A -FINAL-

«Una última oportunidad, le doy a la vida una última oportunidad».

13

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Tony se acerca a Hannah en el pasillo del instituto.

-¡Hey Hannah! Toma, aquí está lo que me pediste-. Saca de su mochila una grabadora algo antigua.

-¿Graba las cintas que venden en la tienda de mis padres?-.

-Sí, como si fuese una nota de audio de tu IPhone, pero con estilo. ¿Para qué la quieres?-. Le pregunta extrañado.

-Para algo estúpido, ¿me la puedo quedar?-.

-Sí, ¿te veo a quinta hora?-.

-Sí, muchas gracias-. Hannah mete la grabadora en su mochila, y se va.

«Grabé 12 cintas. Empecé con Justin, seguí con Jessica. Ambos me partieron el corazón. Seguí con Alex, Tyler, Courtney, Marcus, que contribuyeron en destruir mi reputación. A continuación, Zach y Ryan, que me quebraron el espíritu. Hasta la cinta número 12, Bryce Walker, que rompió mi alma. Pero pasó una cosa curiosa al terminar la cinta número 12. Sentí que algo cambió. Por un momento, solo por un momento, pensé que quizás podría superarlo. Darle a la vida otra oportunidad. Esta vez, iba a pedir ayuda. Claro, si escuchas esto, fallé. O falló él. Y mi destino se acabó.

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Clay come cereales en silencio. No quiere hablar con nadie, con las cintas ya ha tenido suficiente. Además, siente bastante dolor en la cara. Su padre le mira con curiosidad.

-¿Me estás haciendo el vacío?-. Le pregunta

-Estoy desayunando-. Responde mientras se mete una cucharada de cereales a la boca.

-Desapareciste otra vez. Desaparecer tiene consecuencias-.

-Estaba en  casa de un amigo-.

-¿Y te dejó así la cara?-. Le pregunta su padre. Se toca por un momento la cara. Bryce fue el culpable de eso.

-Me caí en bici-. Miente.

-¿Encima de Mike Tyson?-. Le pregunta con ironía. Se escucha unos pasos, y entra en la cocina su madre.

-Miren quién ha venido-. Dice su madre.

-¡Tony!-. Exclama su padre, al verlo entrar por la puerta. Clay lo mira sorprendido mientras entra en la cocina.

-Invité a Tony. Pensé que le gustaría desayunar con nosotros, y que quizás te podría ayudar con el juicio Clay-. Expresa su mamá.

-Tony no tiene tiempo, vamos arriba-. Clay le hace una seña a Tony, y él asiente. Los dos se despiden, y suben a la habitación de Clay.

-¿Qué demonios te ha pasado en la cara?-. Le pregunta Tony sentado en su cama.

-Una larga historia. Te tengo que enseñar algo-. Se dirige a su mochila, y saca la caja con las cintas.

-¿No puedes esperar a después de clases?-.

-Copia esta cinta, luego me la das en tutoría-. Le entrega la séptima cinta.

-Ya la tengo-.

-No. La cara B está vacía, son 13 razones-.

-Sí-.

-Pero esta tiene las dos caras. Ya no está en blanco la cara B-. Pone la cinta en el reproductor de casetes, y la voz de Bryce inunda la habitación. Escuchan en silencio, hasta la parte que Bryce admite la violación. Una vez allí, Clay para la cinta.

-¡Caray, ha confesado!-. Exclama Tony sorprendido.

-Sí-.

-¿No le diste las cintas, no?-.

-Ni hablar. Querrás hacerle una copia para terminar la colección-. Se la vuelve a entregar.

-¿Y luego qué?-.

-Sheri me escribió ayer, fue a la policía-.

-¿Y qué pasó?-.

-No lo sé. Pero creo que va a decir que ella causó la muerte de Jeff… y tenemos la confesión  de Bryce. Podemos hacer justicia Tony…-.

-¿Y si pasamos las cintas como quería Hannah?-.

-Hay que dejar de pensar en lo que quería, y pensar en lo que necesita. Y en Jessica, y en todas las chicas que violó Bryce-.

-Clay, no sé si es correcto, y aunque lo sea, no sé que es lo que va a pasar. Si hablamos, se nos echará la justicia también sobre nosotros. Hemos ocultado las cintas por semanas, ¡eran evidencias!-.

-O hacemos algo ahora, o las entregamos en la declaración mañana-.

-Esta cinta, hará estallar el mundo-. Dice mientras juguetea con ella.

-Y eso, está bien, ¿no?-.

Pasan las horas, y Clay se encuentra en Monets. Tiene intenciones de hablar con alguien. Por la puerta entra Jess. Clay la observa, le saluda, y ella se sienta con él.

-Gracias por haber querido hablar conmigo-. Dice Clay.

-Tú eres el único que intentó contarme la verdad-.

-¿Estás…? No te quería decir algo estúpido, pero… ¿estás bien?-.

-¿Cómo crees que estoy?-. Le responde Jess triste.

-Ya. ¿Necesitas hablar con alguien? ¿ver a alguien?-. Se le pasa por la cabeza Justin, su novio.

-¿Quién?-. Responde Jess. Clay no contesta. Saca de su mochila la caja de las cintas, y las pone encima de la mesa.

-Las quemaré. Tú decides si lo hago o no. Pero si quieres luchar, si quieres que Bryce pague por lo que hizo, estas cintas son una prueba-.

-¿Quieres que sepa todo el mundo lo que me hizo? ¡Me violó Clay!-.

-No quiero que hagas lo que tú no quieras. Haz lo mejor para ti. Pero no te voy a mentir, quiero que Bryce pague-.

-¿Lo hará? ¿Sabes lo de Bryce y Hannah? ¿Has escuchado todas las cintas?-.

-Sí, todas. Creo que pasaré las cintas a la última persona-.

-De acuerdo. Volviendo a lo anterior, tendría que contar lo que me pasó a mi padre y a la policía-.

-Sí-.

-No creo que pueda hacerlo-. Se le quiebra la voz.

-De acuerdo, entonces… me iré. Gracias por hablar, y dime si hay algo… que pueda hacer-. Clay mete la caja de las cintas a su mochila, se levanta rápidamente, y se marcha del local.

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«A los pocos días de grabar la cinta 12, vi a Bryce Walker en el pasillo. Pensé que no podría volver a aquel instituto. Lo vi todo negro por días, pero hubo un pequeño rayo de luz. Pensé, que quizás…»

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Después de hablar con Jess, Clay se pone a andar hacia el instituto. Va a ser difícil, pero debe hacerlo. Debe pasar las cintas a la última persona, aunque sea el señor Porter.

Entra al instituto con la capucha puesta, pasa inadvertido, y en un abrir y cerrar de ojos ya ha llegado donde quería. Está en el despacho del señor Porter. Toca su puerta con insistencia, hasta que le abre.

-Señor Porter-. Dice rápidamente. El señor Porter lo mira sorprendido.

-¿Qué te ha pasado en la cara? ¿Estás bien?-.

-Sí. Mire, sé que estoy expulsado, pero necesito hablar con usted-.

-Sí, claro-. Clay pasa al despacho. Los dos se sientan mirándose el uno al otro.

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Hannah está sentada en el despacho del señor Porter.

-Me alegro de que hayas pedido una cita para hablar. ¿Hay algo que te preocupe?-.

-Bueno, todo supongo-.

-Todo es mucho. ¿Qué sientes ahora?-.

-¿Ahora? Me siento perdida, vacía-. Dice Hannah mirando el suelo.

-¿Vacía?-. Le pregunta el señor Porter.

-Sí, como si no me importase nada-.

-¿Qué es lo que no te importa?-.

-El instituto, la gente, mis padres….-.

-¿Tus padres?-. Pregunta con asombro.

-Sí me importan… pero no soy quién ellos esperan que sea-. Responde la chica.

-¿Quién esperan que seas?-.

-Alguien que no sea un problema-. Concluye.

-¿Por qué dices eso?-.

-No lo sé-. De pronto suena el teléfono, y el señor Porter lo cuelga en el acto.

-¿Y tus amigos? ¿No te importan?-.

-¿Amigos? ¿Qué amigos?-. Pregunta Hannah algo incómoda.

-Tus amigos, sé que tienes. Te veo en el pasillo-.

-Sí, bueno…-.

-Jessica Davis, Alex Standall, Courtney…-.

-Ellos no son mis amigos-. Le corta.

-¿Y Clay Jensen?-.

-Clay Jensen me odia-. Le pasa por su mente lo que ocurrió en la fiesta.

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Clay se queda pensando en la última cinta. Su mirada se clava en el escritorio del señor Porter, incapaz de decir nada.

-¡Clay, Clay! ¿Qué te pasa?-. Pregunta confundido.

-Quiero hablar de Hannah Baker-. El señor Porter lo observa con asombro. -Hannah me rechazó. Pensaba en lo herido que me sentía, y no me paré a pensar que ella también se sentía herida-.

-Clay, no sé por lo que pasó Hannah, y lo que le pasó contigo y con sus compañeros, pero quitarse la vida fue su elección-.

-Pero…¿por qué? ¿Por qué tomó esa decisión?-. Pregunta con fastidio.

-No lo sabemos-.

-¿Y si lo supiésemos? ¿Y si supiésemos que hicimos mal?-. Mira de reojo la caja con las cintas de su mochila.

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No creo que Clay Jensen te odie-.

-Tal vez sí, tal vez no. ¿Sabe? Da igual-. Hannah se empieza a levantar de su silla.

-Espera, no te vayas. Puedo ayudarte. Cuando salgas de este despacho, ¿cómo te gustarían que cambiasen las cosas?-.

-No lo sé… no sé que espero-.

-Parece que necesitas algo, empecemos por ahí-. Dice el señor Porter tranquilizándola.

-Necesito que pare…-.

-¿Qué cosa?-.

-Que pare todo… las personas, la vida…-.

-¿La vida?-. Le pregunta alarmado.

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-Es natural culparse a uno mismo, pero todos hacemos lo que podemos-. Dice el señor Porter serio.

-Deberíamos culparnos, podemos hacer las cosas mejor-. Expresa Clay.

-Podríamos intentarlo, pero somos imperfectos-. Se hace un breve silencio.

-¿¡Cómo puede pensar eso siendo el orientador del instituto!?-. Pregunta alarmado.

-Simplemente, respecto a lo de Hannah, vivo con ello. Puedo conocer todas las señas y entender los problemas que pueden llevar a quitarse la vida, pero aún así pasa-.

-Eso está mal. ¿Y que pasará con la próxima persona que quiera suicidarse?-.

-¿Piensas en hacerte daño?-. Sus ojos se clavan en los de Clay.

-La otra noche casi me tiro al vacío-.

-Me alegra de que no lo hicieras-.

-Quizás cambie pronto de opinión-.

-¿Por qué dices eso?-.

-Da igual. Sé que Hannah Baker vino a verle el día que murió-. Le espeta.

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-Hannah…-. Hannah se seca las lágrimas que le caen por la mejilla. -¿A qué te refieres con lo que se «pare la vida»?-.

-No sé…-.

-Parece algo grave-.

-Lo siento, no quería decirlo-. Se disculpa la chica.

-¿Qué te ha pasado?-. Le pregunta preocupado.

-Una cosa tras otra-. Dice con voz entrecortada.

-Necesito que seas más específica-.

-Seguro que ha oído rumores acerca de mi-. Dice triste.

-Pues no. ¿Qué dicen esos rumores?-.

-El año pasado… alguien hizo una lista… la gente ha reaccionado a eso desde entonces-.

-¿Cuándo fue la última vez?-.

-Hace una semana, en una fiesta-.

-¿Qué pasó?-.

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-Ella te dijo lo que le ocurría-.

-Aunque hubiese venido a visitarme, no puedo hablar de ello-.

-Así que… si me digo que me voy a suicidar, ¿no puede decírselo a nadie?-. Concluye Clay.

-Sí, a tus padres-.

-¿Le contó a alguien lo de Hannah?-.

-Hannah nunca me dijo que se iba a suicidar-.

-Pero usted la vio aquel día. Le dijo que estaba mal, y que quería que todo parase-.

-¿Cuándo hablaste con ella?-. Le pregunta el señor Porter con curiosidad.

-Me contó todo-. Sin quererlo, vuelve a mirar a la caja con las cintas.

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-¿Tuviste alguna relación en la fiesta?-.

-Sí-. Contesta Hannah.

-No voy a juzgarte. ¿Hay algo de lo que te arrepientes de esa noche?-.

-Sí-.

-Quizás no tomaste una buena decisión-.

-No tomé ninguna decisión-. Le corta.

-De acuerdo. ¿Pasó algo ilegal?-. La conversación se pone realmente tensa.

-Quizás-.

-¿Drogas? ¿Alcohol? ¿Te forzó alguien?-.

-Sí, lo último-. Hannah es incapaz de mirar a los ojos del señor Porter.

-¿Le dijiste que parase?-.

-No-.

-Quizás lo consentiste, y luego cambiaste de idea-. Dice lentamente.

-No, no fue así-. Le corrige la chica.

-¿Llamo a la policía?-.Le pregunta señalándole el teléfono.

-¡No!-.

-¿De quién se trata?-.

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-No uso la palabra, pero le describió una violación. Fue incapaz de decir el nombre del violador-.

-Lo sé-. Contesta el señor Porter.

-Supongamos que  fue violada…-.

-En  ese caso estoy obligado a llamar a la policía, pero tengo que saber lo que pasó, y quién lo hizo-.

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-Si se lo cuento, ¿me promete que irá a la cárcel?, ¿y que no lo tendré que ver nunca?-. Pregunta desesperada.

-No te puedo prometer eso, pero haré todo para protegerte. Pero debo saber su nombre-.

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-¿Necesitaba que Hannah le diese un nombre, verdad?-.

-Sí-.

-Bryce Walker. Él violó a Hannah Baker-. El señor Porter se queda atónito.

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-Si no puedes darme un nombre, no presentaré cargos contra el chico. Solo quedará una opción-.

-¿Cuál?-.

-Puedes pasar página-.

-Osea, ¿ no hacer nada?-. Hannah se controla las ganas de llorar.

-Si es de último curso, el próximo año no estará-. Trata de animarle.

-¿Me está bromeando?-.

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-Puede ser muy peligroso acusar a alguien de un delito así-. Dice el señor Porter serio.

-Tengo su confesión-.

-¿Cómo?-.

-Se la pedí ayer. Creí en Hannah, le dije que era un violador, me pegó, y luego confesó-.

-Quizás deberíamos dejar la conversación-. Le corta el orientador algo incómodo.

-Bien, ¿pero no le gustaría saber que pasó cuando Hannah salió de su despacho?-.

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-Yo te creo en lo que me has dicho, pero si no quieres hacerle frente, esa es la única opción-.

-Sí. Gracias señor. Es lo que haré-.

-Hannah, puedes quedarte un rato si quieres-.

-Tengo prisa. Si nada va a cambiar, mejor me pongo en ello-. Dice levantándose rápidamente.

-¡Hannah!-. Pero la chica ya se había marchado del despacho.

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-Hannah salió de su oficina, y esperó que fuese tras ella-.

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«Creo que he sido clara, pero nadie me ayuda. Algunos se preocupan de mi, pero no lo suficiente. Ni yo me preocupo de mi misma. Se acabó. Así que… es el final de la cinta 13. No hay nada más que decir».

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Hannah Baker

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-Dejó que se marchara. Todos dejamos que se marchara-. Clay se seca las lágrimas, pero continúa. -Salió del colegio,  se fue a su casa, y arregló algunas cosas…-. El señor Porter le mira en silencio. – Devolvió el uniforme al cine, donde yo trabajaba con ella. No dijo nada, y se marchó. Dejó un paquete en la oficina de correos. Regresó a su casa, se puso ropa vieja. Fue al baño, llenó la bañera. Cogió la cuchilla que robó de la tienda de sus padres esa mañana, y se cortó las venas. Murió sola-. Se quedan en silencio por un minuto, hasta que el orientador vuelve a hablar.

-Pero si iba a poner fin a su vida, no íbamos a impedírselo-.

-Yo le costé la vida también, me dio miedo amarla-. Se seca las lágrimas con la manga de su chaqueta.

-No puedes amar a alguien para devolverlo a la vida-.

-Puedes intentarlo-. Responde con rabia.

-Clay, no sabemos lo que le pasaba por su cabeza, ni por su corazón-.

-De hecho, sí se sabe-. Coge el paquete con las cintas de su mochila, y lo pone sobre la mesa. El señor Porter lo mira con curiosidad. -Antes de morir, Hannah grabó 13 razones por las que se suicidó, y usted es la número 13. Y todos los que le preceden en las cintas sabe lo que hizo, y lo que no hizo. Y siempre lo sabrán, y usted sabrá lo que hicieron ellos. Usted es la última persona en recibirlas. Hannah no dejó instrucciones sobre lo que hacer después de usted. Usted decide. Y por cierto, yo he añadido la cara 14-.

-¿Por qué las tienes?-. Pregunta el señor Porter casi sin poder hablar.

-Soy la cinta número 11-. Asiente el señor Porter, y Clay se levanta de su silla. -Tiene que mejorar la forma en la que tratamos a los demás, y la forma en la que nos protegemos-. Clay coge su mochila, y sale del aula. Se acabó todo, él lo sabe. Por fin está aliviado.

Camina tranquilamente por los pasillos. Ha hecho lo que debía hacer. Sin querer, topa con Skye, su vieja amiga. Sabe que está en un mal momento.

-Skye-.

-¿Qué?-.

-¿Qué tal?-. Pregunta con una sonrisa.

-Bien, ¿por?-.

-Oye… ¿quisieras salir a dar una vuelta conmigo, como antes? Tony nos puede dar un paseo-.

-¿Te pasa algo Clay?-. Pregunta la chica.

-Sí-.

Van en silencio al auto de Tony. Ni bien suben, su amigo empieza a conducir.

-¿Y ahora que va a pasar con los juicios?-. Pregunta Tony.

-No lo sé, lo sabremos pronto-.

-¿Pongo una cinta de música?-.

-¿Qué tal poner la radio?-. Pregunta Clay.

-Es una idea genial-. Dice riéndose Tony.

Tony acelera, y los jóvenes se pierden en el horizonte.

FIN

 

 

 

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