Tras una larga vida en Europa, mis pies aún no habían pisado una de las ciudades más emblemáticas del mundo: París. Se dice, que es de las ciudades más bonitas que existen, pero siendo sincero, yo era un poco escéptico al respecto.
En el momento de mi vida en el que menos me lo esperaba, surgió la oportunidad de ir a visitar esta icónica capital. Iban a ser cinco días, pero el planning establecido prometía ver las cosas más emblemáticas. Tomé la oportunidad, y hace cosa de una semana, preparé mi maleta y me fui a ver qué había por tierras francesas.
Día 1
El primer día llegué a eso de las cinco de la tarde. Con el cansancio en el cuerpo tras un largo viaje, solo me dio tiempo a comprar los tickets del tren, y a comprar algo de comer para preparar la cena.
Día 2
Tras un largo descanso, el segundo día se centró en explorar algunas zonas comerciales de la ciudad -quedé totalmente alucinado con la cantidad de tiendas-, y vi la Torre Eiffel.
Siempre pensé que no era para tanto, pero una vez que estás en frente de ésta, es sencillamente espectacular. Las vistas son magníficas, y el tamaño de la torre llama mucho la atención.
Día 3
El tercer día, recorrimos varias zonas verdes, vimos el arco del triunfo y el panteón. Además de caminar por las zonas antiguas de la ciudad. Y un detalle no poco importante, ¡comí crepes y visité el Louvre a la tarde!!
Día 4
El penúltimo día, y casi como cierre, pasé por fuere del moulin rouge, saqué unas fotos de la ciudad desde el sagrado corazón, y estuve en el lugar del asalto a la bastilla.
Día 5
El último día, di un paseo por la ciudad, y agradecí plenamente por la oportunidad vivida. Sin duda, una experiencia que tienes que probar por lo menos alguna vez en tu vida.
No soy francés, pero por ahora, me he convertido en parisino de corazón. ¡Espero que disfruten con las fotos!
Aexei 