Zombies… ¡pero qué!
Sabía que no tenía que fallar, gran parte de las personas dependían de mí. Sobre todo no le podía fallar al científico, esto era algo muy importante para él.
Rápidamente me dí ánimos para seguir con mi deber y, al cabo de un rato localicé un vehículo abandonado. Para mi fortuna estaba abierto, parecía que el universo estuviera de mi parte.
Con un poco de paciencia logré poner el coche en marcha. Así que arranqué lo más rápido posible y encendí el GPS. Mi siguiente destino era Paris, pero mi GPS indicaba que tardaría unas cuantas horas.
Así que decidí hacer una parada en Lille, una ciudad ubicada al norte de Francia. Al cabo de unas horas de trayecto llegué a mi destino, pero el panorama no me llevó al optimismo: había incendios y la gente estaba corriendo de un lado a otro.
Intenté cruzar la ciudad en vehículo, pero al ver las continuas caídas de edificios y que algunas calles estaban bloqueadas por carros abandonados, me tuve que arriesgar a atravesar la ciudad a pie.
Me dí ánimos a mi mismo por que no sabía exactamente por que la gente huía. Ante todo, puse la pistola en mi bolsillo y me decidí a andar por la ciudad.
Bueno el plan lo tenía claro: tenía que pasar inadvertido. Cuando entré un poco más en la calle principal, un hombre desgarrado salió de una esquina y se dirigió hacia mí.
Lo único que pensé en ese momento fue: ¡Zombies…pero qué! No había visto a un infectado en esas condiciones hasta ese momento. Sin dudarlo le disparé pero al caerse se volvió a levantar.
¡No se moría! Sin pensarlo, empecé a correr hacia delante. En ese momento ya no me importaba cruzar la ciudad. Cada poco tiempo me encontraba con infectados, pero por suerte eran bastante torpes a la hora de caminar.
Tan rápido estaba corriendo, que de pronto me tuve que parar de repente. ¡Estaba rodeado de bastantes infectados! La situación era desesperante, pero para mi sorpresa una furgoneta atropelló a varios infectados y frenó en seco delante de mí.
De esta salió un hombre de pelo rubio, con aspecto de no haberse afeitado hace semanas. Despacio me acerqué al desconocido, pero para mi sorpresa vi como se arremangaba las mangas. Antes de que yo pudiera reaccionar me soltó un puñetazo, dejándome inconsciente.
Continuará…