Capítulo final, 10- Serie: El Fallo de lo normal

Tercera parte: Vuelta a la realidad

Fin del juego

Después de que me desmayará en la jaula, sí, esa jaula que se encontraba en un juzgado con seres desconocidos para los “programados”; desperté en una habitación completamente blanca. Recuerdo que delante de mí tenía a un hombre de sombrero negro, creo que se trataba de uno de los que me espió en nuestra realidad.

El hombre se me quedó mirando, y al ver que no empezaba a hablar, se acercó a mi lado. Se acomodó el sombrero y empezó a hablar:

  • Chico, ya has visto lo que te ha pasado. Es lo que tiene cruzar a esta realidad, no es que seamos malos, sólo que este lugar no les pertenece. Esta bien querer saber, no te culpo, pero eso muchas veces te va a traer consecuencias que pueden a llegar a ser injustas… es así. De hecho, supongo que te diste cuenta de que la realidad en la que estabas… no era auténtica, ¿verdad? No eres al único al que le ha pasado. Y supongo que pensabas que cambiar de realidad te iba a llevar a solucionar todas tus preguntas que tantos días habías pensado; desgraciadamente los “programados” aún no están preparados para saber la verdad. Dudo que la mayoría sean capaces de asumir la existencia de los híbridos, incluso de realidades que están ahí. Necesitan evolucionar, y cuando llegue eso… te prometo que sabrán la verdad-.

Me quedé en silencio, no era capaz de asimilar todo lo que acababa de escuchar; mi viaje había sido en vano. Incluso me había arriesgado a morir, peor incluso… a desmaterializarme por completo. Tragué saliva, y le pregunté:

  • Sé que me han salvado de “Black Cat”, no tenía ni idea de quién era, pero sólo me quedaba confiar en él. ¿Cómo puedo regresar a mi realidad?-.

El hombre me hizo un gesto de aprobación, me sonrió, y me dijo:

      • Veo que me has entendido; para regresar sólo tienes que cruzar la habitación, ahí encontrarás un ascensor que te va a devolver por donde viniste. Así de simple-.

Recuerdo que me levanté de la silla, y atravesé la habitación dirigiéndome al ascensor. Tuve una sensación bastante extraña, era una mezcla entre tranquilidad y frustración. Apreté un botón amarillo, y las puertas del elevador se abrieron de par en par. Entré, el hombre de la sala me hizo un gesto de despedida; cuando menos me lo esperé todo se volvió negro.

No tengo ni la más mínima idea del tiempo que pasé en el ascensor, pero cuando abrí los ojos, me encontraba por dónde había venido. Me hallaba en la entrada del edificio que usé de “trampolín” entre las dos realidades.

Y ya casi he terminado de escribir este relato, espero que alguien lo pueda leer. Ahora mismo me arrepiento de todo lo que hice, en el día estoy bien, pero para mi desgracia los recuerdos me aterran todas las noches. Los híbridos me “siguen persiguiendo”, el olor de alcantarilla me vuelve por momentos. Sé que no soy el mismo. Grito, pataleo, e incluso tengo alguna que otra convulsión nocturna; por suerte me ayudan. Justo ahora acaba de entrar él, noto el pinchazo de la aguja en mi brazo derecho, me empiezo a sedar, dentro de poco todo se volverá negro; cómo aquellos sucesos que viví en la otra realidad.

FIN

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